martes, 21 de febrero de 2012


El último reducto de los monjes cartujos en “Porta Coeli”


Actualmente la Cartuja de Porta Coeli representa el único reducto de monjes cartujos, que queda en el levante peninsular, en uno de los escasos tres monasterios españoles donde perviven en el tiempo, estos monjes silenciosos.

    A los pies de la Sierra Calderona, en un paraje encantado donde acaba el camino, se encuentra la Cartuja de “Porta Coeli” (traducido del latín; Puerta del cielo). Enclavado en una suave colina, cerca del pueblo de Serra (Valencia), el monasterio todavía se mantiene lo suficientemente alejado del mundanal ruido tras ocho siglos de silencio.


    De los seis monasterios de la orden que todavía quedan en España sólo, en tres de ellos, perviven los monjes cartujos. De esas tres cartujas, la de  Porta Coeli es la más antigua.
    Fundada por San Bruno en el año 1084,  la Orden de los Cartujos es una orden católica muy antigua y puramente contemplativa. Desde el momento de su fundación los Cartujos tienen este antiguo lema en latín: Stat Crux dum volvitur orbis (La Cruz sigue estable mientras el mundo gira).
    El fin de un cartujo es la contemplación más absoluta en una vida monástica de oración pura y continua
Cómo es la vida monástica en la Cartuja más antigua de España?
 Acceder al interior de los muros de esta Cartuja es retroceder en el tiempo setecientos cincuenta años. Pero lograr traspasar este mundo oculto de clausura, es harto complicado. Se necesita una autorización previa dificil de conseguir y sólo los hombres tiene permitido el acceso.
Con el silencio como norma, sin móviles, internet, periódicos, radio o televisión; en los monasterios cartujos sólo el prior puede tener acceso a la información del exterior, que en caso de suma importancia, y bajo su criterio, puede comunicar al resto de monjes
El monje cartujo es aquel guardian de su celda que busca a Dios desde una soledad interior, separado del mundanal ruido, lejos del mundo.
El silencio se considera fundamental para poder llegar a la contemplación. La palabra se utiliza sólamente en caso necesario para las tareas cotidianas aunque durante la semana hay un dia, los domingos, un recreo que dura de una hora a hora y media, y los lunes, un paseo de 3 horas fuera del monasterio, en que se puede hablar libremente. Extraordinariamente, una vez al año, toda la comunidad disfruta del llamado gran paseo, durante todo un día.
Los monjes cartujos guardan los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, pero además guardan dos votos extras, que son el de estabilidad en el monasterio y el voto deconversión de costumbres, en el cual se busca un crecimiento de entrega hacia el Señor.
Hay dos clases de monjes: los padres cartujos, que reciben la ordenación sacerdotal, y los hermanos cartujos, que no la reciben. Dentro de los hermanos, pueden ser hermanos conversos, que hacen la profesión de votos, igual que los padres, y los hermanos donados, que no hacen votos solemnes de por vida.
Jose Manuel Almerich nos relata su mágica experiencia tras su larga espera para acceder al interior de los muros del monasterio cartujo valenciano:
“Cruzar la puerta del Cenobio es retroceder de golpe, setecientos cincuenta años. Conseguir la autorización para visitarla es tan difícil como viajar al espacio, como traspasar el umbral del tiempo, como alejarse por unas horas del mundo conocido. El padre procurador nos guía por los laberintos de la Cartuja cuya luz se diluye entre las columnas renacentistas del primer claustro y se refleja, mortecina, en los azulejos de Manises y Paterna cuya antigüedad se pierde entre las sombras…”
Debido a la clausura, los cartujos sólo puede ser visitados por hombres. Así que las mujeres no tenemos, de momento, ese privilegio que perdura por los siglos de los siglos. Tendremos que conformarnos, pues con este magnífico documental que muestra cómo es la vida monástica en la Cartuja más antigua que sobrevive en España.

Ampa Galduf/Arquehistoria



No hay comentarios:

Publicar un comentario