martes, 24 de abril de 2012

Telepatía y percepción extrasensorial entre las plantas 

 Las plantas acceden a un increíble espectro de biocomunicación que incluye diversos procesos psíquicos como telepatía, inferencia informativa a distancia y empatía a nivel celular por otros seres vivos.


 "Guardamos una mayor conexión con lo invisible que con lo visible"   Novalis 


 Todos hemos escuchado hablar de —o incluso hemos podido constatar— la sensibilidad de las plantas: su respuesta, favorable o desfavorable, a estímulos como la música o el color, el hecho de que al hablarles suavemente crecerán más rápido y más sanas o que si las expones a situaciones estresantes ello repercutirá negativamente en su desarrollo. 


Sin embargo, y a pesar de que existen estudios al respecto desde hace medio siglo, no muchas personas están familiarizadas con la percepción extrasensorial que manifiestan estos seres. A mediados de los sesentas, específicamente en 1966, no todo era psicodelia y guerras, también estaba por ocurrir algo increíble en una oscura oficina situada en la 5ª avenida de Nueva York.
 Este era el espacio de trabajo de Cleve Backster, el más prestigiado examinador de detección de mentiras de todo el país. Una noche como cualquier otra algo le llevó a colocar los electrodos de su polígrafo a una planta, una Dracaena massangeana. Y lo que sucedería a continuación desataría un intrigante abanico de líneas de investigación: notó que al verter agua sobre la planta el galvanómetro registraba una reacción similar a la de una persona experimentando emociones. 
Backster sabía que el más intenso estímulo para generar una reacción emocional en una persona es la noción de sentirse amenazada, así que pensó en exponer la hoja conectada a los electrodos y entonces, con mayor sorpresa, constató que la planta había reaccionado bruscamente ante la sola idea de ser quemada. 
Tras un par de pruebas más, intentó visualizar nuevamente la flama quemando la hoja, pero ahora no hubo reacción alguna, como si la planta pudiese diferenciar entre una intención real y una fingida. 
 A partir de esa noche la carrera de Backster experimentaría un giro radical, ya que dedicaría la mayor parte de su tiempo a profundizar en sus investigaciones sobre biocomunicación y, eventualmente, abandonaría las labores que realizaba para agencias gubernamentales, entre ellas la CIA. 
Tras esta decisión participaría en decenas de experimentos, parte de ellos publicados en el International Journal of Parapsychology: “Evidence of a Primary Perception in Plant Life” (Vol. 10, No. 4, 1968, pp. 329-348), que terminarían por arrojar resultados aún más . 


 Vínculos telepáticos


 En una ocasión Backster se percató de que las plantas establecían un lazo especialmente fuerte con las personas que cuidaban de ella y que este vínculo no dependía del espacio físico que les separaba. Cuando se encontraba fuera de su oficina y le ocurrían eventos excitantes, fuesen positivos o negativos, sus plantas registraban los cambios bruscos en su estado de ánimo o sus ritmos biológicos. Incluso en alguna ocasión, estando en otra ciudad, Backster tropezó en la calle, lastimándose. 
Al llegar a su hotel llamó a uno de sus asistentes para corroborar si a la hora de su accidente se había registrado alguna reacción en las plantas, y la respuesta fue positiva: justo a la hora en que él cayó, las plantas manifestaron un notable estrés. 


 Empatía celular 


En otro experimento que realizó, ya instalado en la fase en donde monitoreaba a sus plantas las 24 horas del día, Backster notó que al momento de haberse hecho una herida en el dedo, con un cuchillo, la planta había registrado el percance. Lo mismo sucedió cuando una araña que se encontraba en el mismo cuarto fue amenazada por una de las muchas personas que visitaban el laboratorio o, de manera más drástica, cuando frente a una planta alguien arrojó unos cangrejos vivos a un recipiente con agua hirviendo.
 Con el tiempo Backster detectaría un patrón: la planta reaccionaba cada vez que atestiguaba la muerte de tejido vivo, lo cual lo llevó a teorizar sobre una especie de empatía telepática, a nivel celular, que manifiestan las plantas.
 Para explorar esta hipótesis encontró una manera de adherir electrodos a diversas infusiones celulares, tales como amibas, sangre, y esperma. Tras los experimentos se encontró con que estas infusiones también reaccionaban: el esperma, por ejemplo, manifestaba una reacción cuando su donante se colocaba junto al tubo que lo contenía. Esta comunicación, escribió Backster, “parece que no para en el plano celular. Puede ser que atraviese al molecular, el atómico o incluso el subatómico.
 Todas aquellas cosas que han sido consideradas, convencionalmente, como inanimadas, podrían tener que ser revaluadas”. 
Eventualmente el investigador llamaría a este fenómeno “percepción primaria”
.Autor: lucio montlune


publico:pijamasurf

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